Manifiesto Magallanes

Por qué Magallanes

Zarpar tras la estela de Fernando de Magallanes es, en cierto modo, revivir el espíritu de los grandes viajes de exploración, de los grandes descubrimientos de siglos pasados que siguen presentes en el imaginario colectivo; pero todo ello cuidándose mucho de no caer en la fantasía o la idealización. Tampoco se trata de pretender reproducir un capítulo de la historia humana perteneciente a un pasado que no ha de volver.

La expedición de Magallanes (1519-1522) es, muy al contrario, un pretexto para partir rumbo al estudio de los océanos tal y como son hoy en día, tomar conciencia del estado en el que se encuentran y de su evolución. Supone la oportunidad de cuestionar el mundo actual, de reflexionar sobre los retos medioambientales, sobre el lugar que el ser humano ocupa en la tierra y sus acciones sobre ella, todo ello guiados por algunos de los grandes temas atemporales que siempre están en boga: la búsqueda del saber y el descubrimiento, pero también la capacidad de no saber o no querer saber; el acceso a las riquezas y su reparto; el espíritu de conquista territorial, comercial, cultural, ideológica; la irrefrenable ansia de poder y dominación, y también la búsqueda de una convivencia mejor, el sueño utópico de un mundo en paz, desarmado, a imagen de lo que ha sido el Fleur de Passion desde el día en que concluyó su vida militar.

 

Nuestra «isla de las especias»

Si Magallanes partía hacia el oeste en busca de una ruta más rápida hacia la isla de las especias, ¿cuál sería hoy nuestra isla de las especias? ¿A la caza de qué riquezas partimos? ¿Riqueza material? ¿Espiritual?

Existen hoy en día corrientes de pensamiento que consideran que los mares (y en resumen, el planeta) están repletos de recursos animales y vegetales desconocidos cuyo descubrimiento, estudio y explotación contribuirán a un mayor bienestar del planeta en los ámbitos de la salud, la alimentación, las materias primas y la tecnología. Pero estas consideraciones plantean varias preguntas: mediante estos descubrimientos, ¿se aspira a contribuir al bien común, como sucedió con los productos químicos y los pesticidas en el sector agrícola a principios del siglo XX? ¿La exploración conduce inexorablemente a la apropiación y la privatización de los seres vivos cada vez que se realiza un descubrimiento considerado patentable por su potencial para generar riqueza?

¿Y si por lo que a esa mítica «isla de las especias» se refiere, el mayor tesoro por (re)descubrir fuese la capacidad del ser humano para vencer a sus propios demonios —la búsqueda de beneficios, la acumulación/apropiación de riquezas, el espíritu de dominación, etc.— para conjurar y corregir ciertos comportamientos que tienen repercusiones negativas sobre el medio ambiente y cuyas consecuencias no queremos medir ni, mucho menos, asumir la responsabilidad que de ellas se deriva?

 

¿Qué visión del mundo?

La expedición de Magallanes se lleva a cabo en un contexto de profundo cambio en la percepción del mundo, y al mismo tiempo contribuye en gran medida a este cambio de percepción. Poco a poco, la visión del mundo dictada por argumentos religiosos e ideológicos ha dado lugar a una representación construida por el ser humano sobre la base de sus propias observaciones, de su curiosidad y de su sentido crítico; alimentada, además, por el redescubrimiento de la ciencia antigua inventada por los griegos y posteriormente transmitida a Europa por los árabes.

¿Cuáles son los sistemas de creencias dominantes que articulan nuestra visión del mundo hoy en día? ¿Cuáles son los criterios de debate? ¿En qué contexto ideológico nos situamos cuando pretendemos partir para observar el mundo y del impacto del ser humano sobre los océanos durante cuatro años?

The Ocean Mapping Expedition es, asimismo, una invitación a hacerse preguntas sobre lo que podría/debería ser un cambio de percepción en torno a este mundo actual: ¿mundo infinito, con recursos igualmente infinitos? ¿O, al contrario, mundo finito cuyos recursos ya no son ilimitados y explotables al máximo, además de haberse visto en algunos lugares profundamente afectados por la actividad humana?

 

Explorar y descubrir: pero ¿qué, y para quién?

Los misioneros, militares y comerciantes nunca tardaron demasiado en pisarles los talones a los grandes descubridores, cuando ellos mismos no formaban ya parte integral de esas aventuras de exploración. Paro el halo de romanticismo que hoy envuelve la época de los grandes descubrimientos podría hacernos olvidar que los intereses partidistas los convirtieron rápidamente en el preludio de expediciones abiertamente coloniales.

También conviene recordar, como afirman algunos grandes viajeros y escritores, como Victor Segalen o Nicolas Bouvier, que el viaje es asimismo la ocasión de descubrirse a uno mismo a través del encuentro con los demás, que creemos hacer un viaje cuando es el viaje el que nos hace a nosotros, o nos deshace. The Ocean Mapping Expedition consiste en zarpar hacia el descubrimiento tanto de ese continente desconocido, que son los océanos, como de nosotros mismos y de nuestra relación con el planeta en un proceso de reflexión y cuestionamiento acerca de nuestro lugar en la tierra, nuestro papel aquí y las consecuencias de nuestros actos.

Es una invitación a un viaje interior, así como al descubrimiento del mundo, a la contemplación de sus maravillas y a la meditación sobre sus problemas. Una exploración de uno mismo en un momento en el que tal vez sea hora de reconsiderar nuestra irrefrenable necesidad de explorarlo todo y por todas partes, sin cuestionarnos demasiado los efectos de esta forma de explorar las regiones y ecosistemas afectados. Como bien demuestra la razón de ser de las reservas marinas, sencillamente puede que haya regiones del planeta que convendría que dejásemos en paz.

 

¿Pacífico, el océano? Tanto como los hombres…

Al desembocar en un espacio marítimo desconocido, tras atravesar el estrecho que más tarde llevaría su nombre, al sur de un continente que en aquel entonces empezaba a llamarse América, Magallanes creyó por un instante que aquel nuevo océano era sereno, pacífico. Tal vez se creía a sí mismo capaz de mantener la serenidad, y sin embargo…

Aunque su espíritu era más comercial y de descubrimiento que territorial y de dominación, Magallanes no pudo evitar mezclarse en el archipiélago filipino en las luchas indígenas, hasta el punto de perder la vida en una de ellas. ¿La idea de pacifismo existía en aquella época? Es una ocasión preciosa para enfrentar a Magallanes con sus demonios y para preguntarse a lo largo de esta vuelta al mundo sobre el concepto de pacifismo y sobre la actualidad, en muchos aspectos irrisoria, de esta utopía.

 

¿Una expedición suiza? Como la de Magallanes era española…

¿Fue la expedición de Magallanes, una empresa española? Desde luego, pero por los azares de la historia y de la política, que vieron cómo un soberano portugués le daba la espalda a su compatriota, demasiado resuelto para no partir en busca de fortuna bajo otros cielos. Y española… hay que verlo con cierta perspectiva. ¿Cuántas nacionalidades había a bordo de los cinco buques que zarparon de Sevilla bajo el mando de un portugués? Españoles, cierto, pero también vascos, alemanes que todavía no eran alemanes, ingleses, franceses y también un italiano, dichoso superviviente que pasó a la posteridad porque a él le debemos la crónica de aquella primera vuelta al mundo, además de haber cambiado las reglas del relato de viajes: a partir de ese momento se contará lo que se ha visto, lo que ha ocurrido, y dejará de elaborarse sobre la realidad una representación deformada del mundo.

The Ocean Mapping Expédition compondrá con los mismos ingredientes una mezcla de culturas y orígenes, de sensibilidades. Aunará nacionalidades en un mundo que no ha esperado por ella para ser global, cosmopolita. No obstante, la expedición habrá de mantener ese rasgo suizo que la caracteriza en parte, con tal de que sepa definirse lo que es. ¿La ausencia de una pasado colonialista? …? ¿La relación con los otros, más bien pacífica, de un pequeño país en un concierto de naciones que cuenta con otras mucho más grandes…? ¿Y qué ha elevado el sentido del compromiso a rango de arte hasta el extremo de la caricatura?

 

Un poco de espíritu ginebrino en las velas

La Expedición Magallanes pretende ser abiertamente una forma de tender puentes entre continentes, entre pueblos, entre individuos; de acercar, compartir, intercambiar y suscitar la reflexión con un espíritu abierto de búsqueda de soluciones pragmáticas y sin sobresaltos frente a los actuales y futuros desafíos medioambientales.

Todos los programas emprendidos a lo largo de estos cuatro años están destinados a ser conocidos por el gran público, concretamente durante las escalas que salpican la ruta del Fleur de Passion. En cada una de ellas se organizará «un pueblo» en torno al velero con el objetivo de intercambiar y compartir experiencias y difundir ideas y conocimientos a través de exposiciones, proyecciones, etc.

Así, un cierto espíritu ginebrino flotará alrededor del velero. Espíritu ginebrino no en el sentido «místico», sino en el de una voluntad y una cultura abiertas al mundo.

 

¿Una historia de hombres o de mujeres?

¿Cuántas mujeres viajan a bordo de los cinco buques de la expedición de Magallanes? ¿Cuántas navegantes femeninas entre los artífices de los Grandes Descubrimientos? ¿Cuántas exploradoras, conquistadoras? Ninguna… Ninguna, evidentemente, y sentimos la tentación de añadir que cuantísimos capítulos de la humanidad parecen no haber sido escrito más que por hombres.

¿Qué habría sido de esta misma historia si las mujeres hubiesen estado al timón, al mando? ¿El descubrimiento del Nuevo Mundo habría tomado ese giro irremediablemente conquistador, guerrero?

500 años después de Magallanes, la vuelta al mundo del Fleur de Passion ya no es un asunto exclusivamente dirigido por hombres. La expedición cuenta con mujeres en sus filas, y otras embarcarán durante las escalas. En cuanto a los hombres, son conscientes de que la historia hecha por el género masculino no deja de plantear algunas cuestiones, conscientes de que esa historia ha sido y continúa siendo especialmente problemática, si se juzga a partir de la posición dominante de los hombres en la política y la economía.

Sin temor al cliché, o a riesgo de conclusiones polémicas, ¿no sería hora de «feminizar» un poco nuestra relación con el mundo, con nuestros semejantes, con nuestro entorno (la tierra, el mar)? Este no soportará mucho más tiempo estar sometido a una lógica de explotación ciega, desconsiderada y muy masculina que lo condena irremediablemente, no tanto a él como a la humanidad.