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Desde su partida de Sevilla en abril de 2015, The Ocean Mapping Expedition conduce el programa de 20 000 sonidos bajo el mar sobre la contaminación sonora de los océanos, en conjunto con el Laboratorio de aplicaciones bioacústicas (LAB) de la Universidad politécnica de Cataluña, Barcelona, prosigue con su recolección de sonidos submarinos sean de origen animal o natural o productos de la actividad humana (transporte marítimo, sonares, exploración de gas y petróleo entre otros).

En Singapur, el 14 de marzo durante una conferencia de prensa organizada con la ocasión de la escala de Flor de Pasión en la ciudad-Estado, el biólogo e ingeniero francés Michel André, responsable del programa, ha recordado la importancia de esta fuente de contaminación para los océanos y la necesidad de redoblar el esfuerzo para tomarla en cuenta entre las actividades humanas.

«La contaminación acústica de los océanos es reconocida en la actualidad como una de las más importantes fuentes de perturbación de los ecosistemas marinos y una amenaza contra el equilibrio natural de los océanos», recuerda el Dr. Michel André, responsable del programa 20 000 sonidos bajo el mar.

«Esta contaminación es poco conocida por el gran público, puesto que es invisible e inaudible al oído humano. Sin embargo, aumenta con el desarrollo de las actividades industriales en el mar y se difunde a gran velocidad hasta todos los rincones del planeta, hasta tal punto que prácticamente ninguna región del globo está libre de ella, añade.

«Salvo, tal vez, entre la Polinesia francesa y Australia, donde los niveles de ruido registrados por la expedición se aproximaban al nivel natural de los océanos, es decir, un nivel de contaminación acústica cero equivalente al que existía en la era preindustrial», precisa el Dr. Michel André.

En cambio, es diferente en otras regiones del mundo como la Gran Barrera de Coral. «Debido a que la mayoría de los organismos vivos que se encuentran allí producen sonidos, cartografiar el paisaje sonoro de dicho entorno es una forma crucial de comprender los cambios en curso», explica el científico francés.

«El programa 20 000 sonidos bajo el mar ha tomado muestras de sonidos en algunos lugares que están siendo analizadas y cotejadas con el estado de salud de los arrecifes de coral afectados. Se espera que este análisis acústico y este cotejo contribuyan significativamente a la comprensión del alcance del daño que está experimentando este ecosistema».

«Ahora que la expedición llega a regiones con un tráfico marítimo muy elevado, es de esperar que el nivel de ruido aumente significativamente”, añade Michel André.

La escala de Flor de Pasión en Singapur a mediados de marzo de 2018 fue la ocasión para que el científico francés Michel André y la tripulación instalaran a bordo y testearan un nuevo equipamiento de recopilación de sonido especialmente concebido para el programa 20.000 sons sous les mers sobre la contaminación sonora: un tipo de ala delta amarilla bajo la que está fijada un hidrófono y que el velero llevará detrás de él durante la navegación como el hidrófono anterior.

Durante una salida al mar a bordo del anexo, una sesión de pruebas se llevó a cabo en un marco espectacular y único en el mundo de cientos de cargueros, petroleros, porta contenedores y otros anclados. Ahora falta llevar a cabo la prueba entre Singapur y Jakarta.

Los primeros registros pueden consultarse en http://omexpedition.listentothedeep.com/acoustics/